Saltar al contenido Saltar al pie de página

Europa a la vanguardia legal de la música, un llamado urgente a Latinoamérica para blindar su industria frente a la IA

Europa acaba de lanzar una advertencia que debería retumbar en cada estudio de grabación, disquera independiente, distribuidor digital y abogado de propiedad intelectual: la inteligencia artificial necesita reglas. No consejos. No intenciones. Reglas. El pasado 23 de mayo de 2025, en el Parlamento Europeo, representantes de la industria musical, liderados por organizaciones como IFPI y CISAC, dejaron en claro que el AI Act —la nueva legislación para regular el uso de inteligencia artificial en Europa— debe implementarse con total fidelidad. Y cuando ellos dicen «fidelidad», no se refieren a la resolución del audio, sino a la protección estricta de los derechos de autor, la transparencia de los modelos de IA, y la trazabilidad del contenido con el que se entrenan estos sistemas.

El texto base del AI Act parte de una lógica ambiciosa y bien intencionada: establecer un marco jurídico que regule el uso de tecnologías emergentes, clasificándolas según niveles de riesgo y exigiendo a los proveedores responsabilidad en el diseño y uso de sus algoritmos. Para muchos actores de la industria creativa, es una oportunidad histórica de equilibrar innovación con derechos. Por ejemplo, se reconoce explícitamente que no se puede entrenar un modelo de IA generativa con música protegida por derechos de autor sin consentimiento, salvo algunas excepciones relacionadas con fines de investigación. Además, se exige que los desarrolladores de sistemas de IA revelen información sobre el origen de los datos utilizados, lo que en teoría permitiría a los creadores rastrear cuándo y cómo su obra fue empleada en estos entrenamientos.

Pero como toda buena ley escrita a muchas manos y a muchos intereses, el AI Act también tiene sus grietas. Una de las más criticadas —con razón— es la excepción de «opt-out»: si bien se exige respeto por los derechos de autor, el modelo jurídico europeo parte de la presunción de que el contenido puede ser utilizado para minería de datos, a menos que el titular declare explícitamente su negativa. En otras palabras, si no te opones formalmente, se asume que consientes. Lo que se presenta como una garantía técnica, en realidad, traslada la carga al creador, que debe estar al tanto, actuar rápidamente y contar con asesoría especializada para evitar que su catálogo sea absorbido sin permiso.

No es menor el riesgo que esto supone para los músicos independientes de América Latina, donde muchas veces el acceso a una estructura jurídica y tecnológica adecuada es más un sueño que una realidad. ¿Cómo esperamos que un productor en Bello, una cantautora en Popayán o un beatmaker en Cali se enteren de estos mecanismos, mucho menos que logren oponerse a los entrenamientos masivos de IA realizados por corporaciones globales con sede en Silicon Valley?

La música es el negocio más poderoso del 2025: Mueve culturas, economías y millones… pero solo para quienes la entienden como empresa.

Además, el llamado “Código de Buenas Prácticas”, un apéndice autorregulado que debería complementar la ley, ha sido señalado por entidades como IFPI como insuficiente y hasta contraproducente. Su redacción, ambigua y complaciente, da margen a que las plataformas tecnológicas reduzcan su compromiso con la transparencia, limitando el deber de informar qué obras han sido utilizadas para alimentar sus modelos. De nada sirve declarar una ley como pionera si se permite que su ejecución quede en manos de quienes tienen intereses comerciales en el uso libre del contenido ajeno.

Ahora bien, que Europa haya dado este paso no es menor. Es el primer bloque geopolítico en asumir el reto con una legislación transversal, y eso marca un precedente. Pero el problema no es solo de Bruselas. Es un espejo. Lo que se discute allá debería ser también el centro del debate aquí. Porque mientras ellos aprueban leyes, en Latinoamérica todavía estamos debatiendo si la IA es una amenaza o una moda. La falta de legislación local al respecto convierte a nuestra región en terreno fértil para la explotación silenciosa de contenido. Es como si todos estuviéramos componiendo con el alma… para que otro alimente un algoritmo que luego competirá contra nosotros en el top 50.

ZBO se suma a la exigencia de un enfoque que no excluya a los verdaderos protagonistas de la música: sus creadores. La inteligencia artificial puede ser una herramienta valiosa, incluso maravillosa, cuando se utiliza con respeto, consentimiento y justicia. Pero sin reglas, se convierte en una trituradora invisible que digiere repertorios enteros sin pagar un solo centavo.

La discusión no es tecnológica, es estructural. Es sobre quién tiene derecho a decidir qué se hace con lo que nace del alma. La IA no es el enemigo. El enemigo es la indiferencia legal frente a su poder. Si Europa comienza a dar pasos firmes, Latinoamérica no puede quedarse atrás. Y si eres artista, editor, productor o simplemente un amante de la música, este es el momento para entender, exigir y proteger. Porque en esta industria, cuando no se tiene control, se pierde mucho más que dinero: se pierde historia.

ZBO se suma a la exigencia de un enfoque que no excluya a los verdaderos protagonistas de la música: sus
creadores. La inteligencia artificial puede ser una herramienta valiosa, incluso maravillosa, cuando se utiliza con
respeto, consentimiento y justicia. Pero sin reglas, se convierte en una trituradora invisible que digiere repertorios enteros sin pagar un solo centavo.

La discusión no es tecnológica, es estructural. Es sobre quién tiene derecho a decidir qué se hace con lo que nace del alma. La IA no es el enemigo. El enemigo es la indiferencia legal frente a su poder. Si Europa comienza a dar pasos firmes, Latinoamérica no puede quedarse atrás. Y si eres artista, editor, productor o simplemente un amante de la música, este es el momento para entender, exigir y proteger. Porque en esta industria, cuando no se tiene control, se pierde mucho más que dinero: se pierde historia.

Si no protegemos a los creadores, no habrá nada que proteger de la inteligencia artificial – Frances Moore, CEO de IFPI

Referencias: IFPI. (2025). GLOBAL MUSIC REPORT 2025: STATE OF THE INDUSTRY. INTERNATIONAL FEDERATION OF THE PHONOGRAPHIC INDUSTRY. HTTPS://IFPI.ORG